Bienvenidos

2018 / 2 enero

¡TOMA, QUÉ TOMA!


Corría el 18 de agosto de 1487 cuando los Reyes Católicos entraban victoriosos en la ciudad de Málaga tras varios días de guerra. Los monarcas cristianos arrasaron la ciudad y, salvo una pequeña parte de la población musulmana, los vencidos fueron convertidos en esclavos, los que suponía uno de los peores castigos del momento, debido a la pérdida de derechos como ciudadano y a la separación forzosa de las familias que eran destinadas a diferentes puntos del reino cristiano. A pesar de la brutalidad de los hechos, cada 18 de agosto Málaga celebra el día de la Toma de la ciudad con una representación teatral que nada tiene que ver con lo ocurrido realmente. Sin embargo, todos los malagueños participan activamente en las actividades conmemorativas de la efeméride alejados de las polémicas ideológicas y partidistas.
Curiosamente, en Granada, la historia es completamente diferente. La Toma fue mucho más pacífica que en la ciudad vecina. Boabdil, sabedor de lo ocurrido en Málaga, se negó a que los granadinos sufrieran tal humillación, por lo que decidió capitular y entregar la ciudad a los Reyes Católicos antes de entrar en una guerra que se presagiaba perdida. De hecho, cuando Boabdil se arrodilló para entregar las llaves a los Reyes Católicos, los monarcas le instaron a levantarse para evitar una mayor deshonra, según cuentan las crónicas de la época. A pesar de estos hechos, en Granada la celebración de la Toma se ha convertido en un acto cargado de polémica en el que la ideología de los partidos y los colectivos políticos ha tomado un protagonismo que jamás debería haber estado presente.
Queramos o no, la Historia es la que es y tenemos que ser conscientes de que el día 2 de enero de 1492 marcó un antes y un después en la Historia de España y del mundo. Precisamente, por este carácter histórico, los granadinos nos merecemos que el día 2 de enero sea un día de fiesta local (y permitidme la osadía, pero diría que incluso de carácter nacional). Pero bajo mi punto de vista, la fiesta debe replantearse. Los granadinos no podemos permitir que se politice una celebración que tiene que tener un carácter popular e integrador. La Toma no es de las instituciones ni de los partidos políticos, la Toma es de los granadinos, por lo que desde el Ayuntamiento, independientemente del signo que lo gobierne, se tendría que luchar por devolver a la ciudadanía lo que siempre ha sido de ella. Eso no significa eliminar el actual desfile, sino plantear nuevas fórmulas, como pasacalles vestidos de época y actividades populares a lo largo del día para fomentar la participación de los granadinos y la integración de todas las culturas.
Algunos granadinos estamos hartos de escuchar que esta fiesta «ensalza la raza española» o que la Toma «es un acto fascista». Se equivocan tanto unos como otros. La Toma es de todos. Y al igual que ha ocurrido con otras celebraciones, como el Día de la Cruz, es hora de que los granadinos nos sintamos identificados con nuestra fiesta y formemos parte activa de ella sin ideologías de por medio.

– Carta publicada en el periódico IDEAL (Granada) el día 6 de enero de 2018 –

No hay comentarios.

DEJA TU COMENTARIO